LA ESCUELA

¿QUÉ ES LA ESCUELA?

 

 

La Escuela es la pieza esencial para la continuidad y el desarrollo del MCC.

Es el instrumento de promoción que ayuda a descubrir, encauzar y promover la vocación de aquellos cursillistas que quieren asumir su responsabilidad de ser dirigentes en la Iglesia, en el Movimiento y en sus ambientes.

Las tres grandes vertientes de la Escuela son: la santidad, la comunión del Movimiento y la formación.


ESCUELA DE SANTIDAD

La Escuela es lugar formador de cristianos en camino de santificación porque es un conjunto de cristianos que buscan caminos de santidad en el seguimiento e imitación de un solo Maestro: Cristo. Esto se concreta en:

La recepción de los Bienaventuranzas.
La escucha y meditación de la Palabra de Dios.
La participación consciente y activa en la vida litúrgica y sacramental de la
Iglesia.
La oración individual y comunitaria.
El hambre y la sed de justicia.
El llevar a la práctica el mandamiento del amor, en todas las circunstancias de
la vida.
El servicio a los hermanos, especialmente a los más pequeños, a los pobres y a
los que sufren.

La Escuela capacita a sus miembros para vivir su inserción en las realidades temporales y su participación en las actividades terrenas, desde lo específico del método, la estrategia y la finalidad del Movimiento

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ESCUELA DE COMUNIÓN


La primera norma de vida de la Escuela es la comunicación y comunión de personas, criterios, objetivos y esfuerzos, de forma que la Escuela sea la unidad de todos en un mismo Maestro y Señor, en una misma mentalidad y en una misma finalidad.

La Escuela sitúa a sus integrantes en la comunión eclesial, para que sean signo para el mundo y fuerza que conduce a creer en Cristo, abriendo así la comunión a la misión.

La Escuela ha de ser un espacio en el que vivamos unidos en clima de Reunión de Grupo, donde reine la confianza y la sinceridad, el conocimiento mutuo y la amistad, la autenticidad y la libertad, la igualdad (de derechos y deberes) y la pluriformidad (de vocaciones y actitudes), siendo una en la diversidad y en la humildad, tanto personal como comunitaria.

Cristo ha de ser el centro de toda vida personal y de la mentalidad del Movimiento.

En la Escuela se busca un mayor compromiso del Movimiento con el fin supremo de la Iglesia: El Reino de Dios. Por ello los miembros de la Escuela han de comprometerse con el hombre que es el primer camino que debe seguir la Iglesia en el cumplimiento de su misión.


ESCUELA DE FORMACIÓN

 

La formación es la respuesta a la llamada a crecer, a madurar continuamente, a dar siempre más fruto y es exigencia fundamental para el progreso espiritual de los miembros de la Escuela en cuanto dirigentes en la Iglesia y en el Movimiento, siendo también exigencia de la actividad que el Movimiento tiene que desarrollar.

Los aspectos principales que la Escuela debe procurar para la formación múltiple y completa de sus miembros, es la siguiente:

Formación espiritual: crecimiento en la intimidad con Jesús, en la conformidad con la voluntad del Padre y en la entrega a los hermanos con caridad y justicia.

Formación doctrinal: para profundizar en la fe y para dar razón de la esperanza.

Formación humana: Porque el dirigente ha de estar adaptado a la sociedad y a su cultura y por la significación que para la misión tiene el crecimiento en los valores humanos.

Formación social: Es muy importante el estudio de la Doctrina Social de la Iglesia para que las culturas del mundo puedan ser decididamente evangelizadas y para que pueda existir una mentalización sobre la imprescindible promoción del hombre en su compromiso político y social.

Formación para el apostolado. Que ha de estar enfocada a la finalidad del Movimiento, de forma que logre un profundo conocimiento de la proyección social que el Movimiento tiene a través de la pastoral ambiental.

 

¿CÓMO ESTÁ ORGANIZADA LA ESCUELA?

 

La Escuela no tiene formas concretas de organización, ni de funcionamiento, ni esquema para desarrollar sus sesiones, ni temario.

Su estructura y la forma de desenvolverse están determinadas por las necesidades, posibilidades y nivel que se tenga.

Pero siempre deberá existir la tendencia a la evolución y al desarrollo.


¿CUÁLES SON LOS CRITERIOS DE INTEGRACIÓN EN LA ESCUELA?


Para que una persona pueda integrarse en la Escuela, debe tener.....

  • ·Vocación específica. Sentir la vocación de evangelizar desde el Movimiento de Cursillos.
  • Cualidades humanas: Profesionalidad, sentimiento familiar y cívico, honradez, espíritu de
  • justicia, delicadeza, etc.
  • Virtudes sobrenaturales: deseo alegre y decidido de avanzar en la santidad,
  • mediante el ejercicio continúo de la fe, la esperanza y la caridad.
  • Ilusión, entrega y espíritu comunitario para desarrollar la propia personalidad humana y cristiana, utilizando el método y la estrategia del MCC.

 

¿EN QUÉ LUGARES HAN DE SER BUSCADOS LOS POSIBLES MIEMBROS DE LA ESCUELA?


Hay que buscar en la Ultreya y en la Reuniones de Grupo. Las personas con cierta madurez, íntegras, con capacidad de abrirse y de dialogar, que desean entregarse sin protagonismos personales, con inclinación comunitaria y con posibilidad de dedicación, son en principio candidatos ideales para la Escuela.


¿CUÁLES DEBEN SER LAS APTITUDES Y ACTITUDES DE LOS DIRIGENTES?

  • Compromiso de asistir a las reuniones de la Escuela.
  • Ilusión de ser fermento cristiano.
  • Entrega progresiva para llevar el Evangelio a todas las personas.
  • Disposición para ser animadores cristianos en el mundo.
  • Tener una sensibilidad despierta y equilibrada y una capacidad de asombro  para interpretar los signos de los tiempos.
  • Sentir un santo real miedo ante las maravillas de la Gracia, esforzándose por superar toda tentación de "profesionalismo".
  • Ser capaz de vibrar al compás de un mismo criterio y de un mismo espíritu con los compañeros de la Escuela.
  • Tener un Grupo de amistad, pieza básica del Poscursillo que le permita cierta garantía de continuidad y progresividad.
  • Participar con total disponibilidad en las diferentes áreas del Movimiento, en particular en la Ultreya.
  • Que tenga la santa audacia a participar en un Cursillo y la humildad de no resentirse si no es invitado a ello.