LA ESCUELA Y LOS SECRETARIADOS (# 527 - 620).
1. INTRODUCCIÓN. (# 527 - 529).
2. LA ESCUELA. (# 530 - 533).
1. La Escuela, escuela de santidad. (# 534 - 539).
2. La Escuela, escuela de comunión. (# 540 - 547).
3. La Escuela, escuela de formación. (# 548 - 556).
4. Organización de la Escuela. (# 557 - 561).
5. La finalidad de la Escuela. (# 562 - 563).
6. La estrategia de la Escuela. (# 564 - 565).
7. Criterios de integración. (# 566 - 572).
8. Aptitudes y actitudes de los dirigentes. (# 573).
3. LOS SECRETARIADOS. (# 574 - 589).
4. LOS SECRETARIADOS DIOCESANOS. (# 590 - 593).
5. EL SECRETARIADO NACIONAL. (# 594 - 597).
6. LOS GRUPOS INTERNACIONALES. (# 598 - 607).
7. EL ORGANISMO MUNDIAL. (# 608 - 615).
8. LOS ENCUENTROS MUNDIALES. (# 616 - 620).
527 El MCC tiene una estrategia propia que le posibilita la eficacia de su acción por el recto uso de su método y por la valoración, adaptación, ordenación y aprovechamiento de los medios, recursos y elementos con que cuenta para alcanzar la finalidad que le es propia.
528. Tanto la aplicación del método, como el desarrollo de la estrategia, supone unos objetivos; y el logro de estos engendra una responsabilidad. Esta, por su parte, exige autoridad suficiente y una organización adecuada para la ordenación de esos medios, recursos y elementos.
529 Para atender a ello, en cada realidad diocesana, el MCC cuenta con dos estructuras operacionales: la Escuela el Secretariado, instrumentos de su organización, mediante los cuales se da la distribución de funciones y, paralelamente, la delegación de autoridad para "conservar método, garantizar su recto empleo y nutrir y perfeccionan- un modo de pensar, un modo de obrar y un modo de vivir, que constituyen la esencia de este Movimiento renovador".
530. El MCC nació en el seno de una Escuela; y del fuerzo continuado y coordinado de sus dirigentes, recibió forma y el impulso para su crecimiento y perfeccionamiento.
531, La Escuela es, pues, anterior a los Cursillos, que en sus entrañas se gestaron, en ella se nutrieron y desde ella perseveran y se difunden como movimiento de la iglesia; Y, en todo tiempo, la Escuela ha resultado -y sigue resultando hoy-pieza esencial para la continuidad y el desarrollo de la Obra.
532. La Escuela es el instrumento de promoción apostólica que ayuda a descubrir, encauzar y promover la locación de las personas que, habiendo experimentado la "vivencia de un Cursillo, se integran a ella para asumir la responsabilidad de ser dirigentes en la iglesia, en el Movimiento y en sus respectivos ambientes temporales.
533. En la naturaleza de la Escuela convergen tres vertientes:
-escuela de santidad,
-escuela de comunión del Movimiento, y
-escuela de formación.
1. La Escuela, escuela de santidad
534 En el MCC la Escuela es entendida, en primer lugar, en su acepción evangélica: el conjunto de cristianos que buscan caminos de santidad en el seguimiento y la imitación de un solo Maestro: Cristo.
535. En ella, hombres y mujeres a quienes une la común experiencia de un Cursillo, encuentran las raíces y las exigencias de su apostolado -en y desde el Movimiento-y ponen en ejercicio "la primera y fundamental vocación", como llama Juan Pablo II a la vocación a la santidad, convirtiéndose en testimonios vivos de la dignidad conferida por Cristo.
536. El MCC, instrumento de renovación evangélica de la vida, hace de su Escuela una escuela formadora de cristianos en camino de santificación, de cara a una realidad permanente: "Los santos y las santas han sido siempre fuente y origen de renovación en las circunstancias más difíciles en toda la historia de la Iglesia".
537 La vida según el Espíritu -que es el modelo de vida que la Escuela propone y cuyo fruto es la santificación-, suscita y exige de quienes forman parte de ella, en su condición de bautizados, el seguimiento y la imitación de Cristo en:
-la recepción de las Bienaventuranzas;
-el escuchar y meditar la Palabra de Dios;
-la participación consciente y activa en la vida litúrgica y sacramental de la Iglesia;
-la oración individual y comunitaria;
-el hambre y la sed de justicia;
-llevar a la práctica el mandamiento del amor, en todas circunstancias de la vida; y
-el servicio a los hermanos, especialmente si se trata de los más pequeños, de los pobres y de los que sufren.
538. Al ayudar a descubrir y realizar la vocación personal a la santidad -a la que todos los bautizados están llamados- y que es el presupuesto fundamental y la condición insustituible para realizar la misión salvífica de Ia Iglesia, la Escuela capacita a quienes forman parte de ella para vivir "su inserción en las realidades temporales y su participación en las actividades terrenas", desde lo específico del método, la estrategia y la finalidad del MCC.
539. El MCC, caracterizado por un método inductivo esencialmente vivencial, busca que, entre los miembros de su escuela, se reconozca como dirigentes a aquellos que ofrecen, en las condiciones normales y ordinarias de la vida en el mundo, el testimonio de una vida santa que siendo, ejemplo para los demás, los mueva a la conversión.
2 La Escuela, escuela de comunión.
540. La Escuela, como estructura operacional del Movimiento es la comunidad de cristianos que, unidos por clima de Reunión de Grupo, buscan estar, cada día, más centrados, más comprometidos y más integrados, para acelerar la vivencia de lo fundamental cristiano en sí mismos en el Movimiento y en los ambientes en donde se mueven. Vamos a desarrollar el contenido de esta definición:
541. Como comunidad cristiana en acción, la Escuela; es algo que es y que existe antes, durante y después de las reuniones. Algo que actúa dentro y fuera de las mismas, que persisten siempre, como realidad actuante y eficaz, independientemente de las actividades que tenga o programe.
542 En ella, la comunicación y comunión de personas, criterios, objetivos y esfuerzos, constituyen la norma primera de vida.
543. La Escuela sitúa a sus integrantes en la vida de comunión eclesial, para que sean signo para el mundo y fuerza atractiva, que conduce a creer en Cristo, haciendo que la comunión se abra a la misión.
544. Por vivir unidos en y por un clima de Reunión de Grupo, los integrantes de la Escuela encuentran en tal unidad y en tal comunión, un ámbito de diálogo, donde todos pueden y tienen algo que enseñar y que aprender, que preguntar y que opinar. Un clima, por otra parte, de sinceridad y confianza, de autenticidad y libertad, de igualdad (de derechos y deberes) de pluriformidad (de vocaciones y actitudes), de unidad en la diversidad y de humildad, tanto personal como comunitaria.
545. Estar centrados exige algo más que estar informados. Por ello, la Escuela busca que sus integrantes tomen como centro o eje de todo el ser cristiano y de todo el quehacer apostólico, lo que se ha descubierto como esencial: en nuestro caso, hacer de Cristo el centro de toda la vida personal; y de la mentalidad del MCC, el eje de la actuación como dirigentes del mismo.
546. En la Escuela se busca un mayor compromiso del Movimiento, con el fin supremo de la Iglesia: el Reino de Dios, del que ella "constituye en la tierra el germen e inicio" y "es fuente de plena liberación y salvación total para los hombres", con los que la Iglesia "camina y vive, realmente y enteramente solidaria con su historia". Comprometidos con Cristo y con el mensaje evangélico, los integrantes de la Escuela se comprometen con el hombre, "primer camino que debe seguir la Iglesia en el cumplimiento de su misión", vía trazada por el mismo Cristo, la que inalterablemente pasa por la Encarnación y la Redención.
547. La Escuela, además, propone a quienes forman parte de ella, que cada día estén más integrados, a partir del conocerse, del compenetrarse y del coordinarse, de modo que, como comunidad vital, no resulta la yuxtaposición de las individualidades de sus integrantes, sino la unidad de todos en un mismo Maestro y Señor, en una misma mentalidad y en una misma finalidad.
3. La Escuela, escuela de formación.
548 Los integrantes de la Escuela necesitan, para realizar la propia vocación y misión de fieles laicos, el ser formados "para vivir aquella unidad, con la que está marcado su mismo ser de miembros de la Iglesia y de ciudadanos de la sociedad humana. La formación se constituye así en respuesta a la "llamada a crecer, a madurar continuamente, a dar siempre más fruto" (ChL, 57)
549 Esta tarea de formación que asume la Escuela es exigencia fundamental para el progreso espiritual, en cuanto dirigente en la Iglesia y en el Movimiento, como también exigencia de las varias circunstancias de cosas, personas y deberes a que tiene que acomodar su actividad.
550. En el Decreto sobre el Apostolado de los laicos, deI Concilio Vaticano II, y en la Exhortación Christifideles Laici, de Juan Pablo II, la Escuela encuentra señalados los aspectos principales de la formación múltiple y completa que tiene que procurar para los dirigentes del Movimiento. La escuela, sin alterar el carácter Kerygmático del método, podrá asumir la formación catequética de sus dirigentes.
551. 1.La formación espiritual, llamada a crecer en la intimidad con Jesús, en la conformidad con la voluntad del padre y en la entrega a los hermanos por la caridad y por la justicia.
552 2.la formación doctrinal, revelada como urgente necesidad, no sólo por el natural dinamismo de profundización de su fe, sino también por la exigencia de "dar razón de la esperanza"1;
553 3.La formación humana, por la significación que para la acción misionera tiene el crecimiento de los valores humanos y porque el dirigente requiere estar adaptado a la propia sociedad y a la cultura de ésta;
554. 4. La formación social, que lleva aparejada, por una parte, una tarea de mentalización sobre la imprescindible promoción del hombre, sobre su compromiso político y social; y por otra, una más decidida evangelización de la cultura, como respuesta a los eternos interrogantes que agitan al hombre y a la sociedad de hoy. Por tanto el estudio de la Doctrina Social es imprescindible para la formación de los cursillistas del MCC;
555. 5. La formación para el apostolado. El Concilio Vaticano II exhorta a los movimientos y asociaciones de laicos a fomentarla cuidadosa y asiduamente. Por eso, según su propia finalidad, la técnica propia del MCC pondrá especial énfasis en ello, para que cada integrante de la Escuela logre un profundo conocimiento de lo que caracteriza al MCC.
556 La Escuela, para que los dirigentes hagan apostolado según sus propios métodos, como recomienda ChL, 62, los formará en su temática, en su método, en su estrategia y en sus estructuras operacionales.
4. Organización de la Escuela.
557. La Escuela, siendo pieza esencial del MCC, no tiene formas concretas para su organización y funcionamiento, ni esquema para el desarrollo de sus sesiones, ni para su temario.
558. El que se afirme su carácter de pieza esencial del MCC, sin especificar formas de organización de la misma, responde al carácter inductivo del método.
559 La estructura de la Escuela (la forma en que está constituida) y su desarrollo (la forma en que se desenvuelven sus actividades), están determinados por las necesidades, posibilidades y el nivel alcanzado por el Movimiento en cada lugar.
560 No pueden las Escuelas, por tanto, ser iguales en todas partes, ni seguir siendo iguales todo el tiempo. En cada caso, y en cada momento, la atención de las necesidades y la solución de los problemas estará determinada por las posibilidades del Movimiento; es decir, por el número, capacidad y entrega del elemento humano comprometido con los objetivos que se quieren alcanzar, en cada tiempo en cada realidad pastoral.
561. En la Escuela no caben los transplantes de otras escuelas y de otros movimientos, ni el estancamiento. Lo que es necesario y posible aquí, puede ser necesario pero posible allá; y lo necesario y posible hoy, puede no ser suficiente mañana. Por lo que se impone la evolución y el desarrollo.
5. La finalidad de la Escuela.
562. La Escuela no puede pretender algo distinto de lo que pretende el Movimiento. Podrá pretender más y ampliara, con ello, el campo de sus funciones y posibilidades pero no podrá parcializar o recortar la finalidad del MCC: la fermentación evangélica de los ambientes, llevada por medio de grupos o núcleos de cristianos que vivan y convivan lo fundamental cristiano, a partir de un proceso de conversión integral y progresiva, iniciado, renovado y/o revitalizado, a partir de un Cursillo de Cristiandad.
563. Por ello, la Escuela asume como finalidad propia la de intensificar la vivencia de lo fundamental cristiano en cada uno de sus miembros, en el Movimiento y en los ambientes donde se mueven y son protagonistas. La Escuela alcanza su finalidad, cuando:
1. a cada uno de sus miembros le da:
-criterios, llenándoles la cabeza de ideas;
-y espíritu (fuego en el corazón) para realizarlas;
2. en el Movimiento consigue:
-sondear inquietudes, convirtiéndose en cauce de ellas;
-impulsar y vitalizar los grupos, núcleos o comunidades que generan los Cursillos;
-profundizar la conversión de quienes la integran; y
-promover a los futuros dirigentes del Movimiento, formándolos en santidad, doctrina, técnica y espíritu de de servicio.
3. en los ambientes consigue, por medio de la evangelización de las personas-vértebras y de su mentalización, que se conviertan en promotoras y animadoras de
-grupos o núcleos de fermentación ambiental;
-comunidades eclesiales;
-comunidades civiles.
6. La estrategia de la Escuela.
564. El punto de partida de la estrategia de la Escuela es el conformar una comunidad en la que todos sus integrantes se comprometan a ser inspiradores de grupos, núcleos o comunidades fermentadoras de Evangelio en los ambientes temporales.
565 El ser y el quehacer comunitario, el compartir las experiencias de vida generadas en la tarea de vertebrar el Movimiento, la planificación y organización de las actividades y la evaluación crítica y profunda del actuar de la Escuela, completan los perfiles de una estrategia en la que el compartir y el convivir alcanzan la fuerza de un testimonio que hace posible -en la Ultreya y en los ambientes- el convertir, por la conversión de las vértebras.
566. Son integrantes de la Escuela los hombres y mujeres que, habiendo vivido la experiencia de un Cursillo de Cristiandad, aceptan libremente -y como vocación específica- asumir la misión evangelizadora de la Iglesia, desde lo específico de la identidad del MCC.
567. El MCC necesita formar dirigentes que sepan, quieran y puedan animarlo, impulsarlo y vivificarlo en sus tres tiempos: Precursillo, Cursillo y Poscursillo. Para esta tarea llama a quienes ya son dirigentes en las circunstancias ordinarias de sus existencias, para que también lo sean en sus estructuras operacionales (la Escuela y el mismo Secretariado).
568 La búsqueda de quienes se integrarán a la Escuela deberá tender a descubrir en ellos estos perfiles:
1. cualidades humanas: todo miembro de la Escuela habrá de estimar y cultivar aquellas aptitudes humanas, sin las cuales "no puede haber una verdadera vida cristiana", como la pericia profesional, el sentimiento familiar y cívico, las virtudes que pertenecen a las costumbres .sociales, como la honradez, el espíritu de justicia, la delicadeza, la fortaleza del alma.
569 2. Virtudes sobrenaturales: porque la fecundidad del apostolado depende de la unión vital con Cristo, es preciso que los dirigentes avancen en la santidad decididos alegres, mediante el ejercicio continuo de la fe, de la esperanza y de la caridad.
570 3. Estilo propio del MCC: si quienes están insertos en un movimiento o asociación han de esforzarse en asimilar fielmente la característica peculiar- de la vida espiritual que le es propia, en el caso del MCC el integrarse a la Escuela supone ilusión, entrega y espíritu comunitario, para que, con ellos y desde ellos, puedan ir desarrollando la propia personalidad, humana y cristiana, utilizando fielmente el método y la estrategia del Movimiento;
571. 4.Vocación específica: no todos los que vivieron la experiencia de un Cursillo están llamados a ser dirigente del MCC.
Hay muchos caminos para llegar a Dios, en el servicio a la Iglesia y a los hombres, nuestros hermanos. Ser dirigente de Cursillos es una vocación concreta y específica como puede serlo el constituirse en dirigente de un determinado ambiente o empresa humana. De lo que ningún cristiano puede eximirse es de ser dirigente cristiano en la vida y en los ambientes en los que la Providencia lo coloque.
572. La Ultreya y las Reuniones de Grupo son los ámbitos adecuados para descubrir a los futuros integrantes de la Escuela. Por su madurez, por la integridad de sus vidas, por su capacidad de apertura y de diálogo, por su humildad, por su espíritu comunitario y su posibilidad de dedicación, se va perfilando en algunos la imagen del dirigente. Ellos son, en definitiva, los hombres y mujeres que debieran integrar una Escuela del MCC.
8. Aptitudes y actitudes de los dirigentes.
573 Puesto que la Escuela es una estructura de servicio, es natural que quienes sean llamados se comprometan no sólo a asistir a sus reuniones, ya que son mucho más altas las exigencias de la Escuela para con sus miembros. A ellos se les pide:
-la ilusión de ser fermento cristiano en una Iglesia y en un mundo en cambio;
-una progresiva entrega para llevar la Buena Nueva del Evangelio a los hombres de buena voluntad;
-una disposición dinámica para la animación cristiana del orden’ temporal, en una línea de creciente compromiso con las realidades históricas a las que hay que impregnar de criterios evangélicos;
-una sensibilidad despierta y equilibrada y una capacidad de asombro permanentemente renovada, para interpretar los signos de los tiempos;
-un "santo real miedo" ante las maravillas de la Gracia, esforzándose por superar todo posible "profesionalismo", al margen de la normalidad de la vida cristiana;
-la posibilidad de vibrar al compás de un mismo criterio y de un mismo espíritu, para que lo apostólico resulte espontáneo y toda verdad sea oportuna, porque todos en la Escuela la deseen, la vivan o la quieran vivir;
-que estén insertos en un Grupo, comprometido y basado en la amistad, en cuanto constituye la pieza básica del Poscursillo y ofrece garantías de una entrega continuada y progresiva;
-que participen con una total disponibilidad en las diferentes áreas del MCC, en particular en la Ultreya, ya que -de lo contrario- les sería muy difícil el impulsarlo. De ello depende, también que en la Escuela haya simples "expertos" en recitar rollos o verdaderos ejes de MCC, que no limitan su acción al Cursillo (tres días), sino que se comprometen con el MCC en sus tres tiempos;
-que tengan la "santa audacia", si son requeridos por ello, a participar como dirigentes de un Cursillo y la humildad necesaria, para no resentirse, si no reciben tal invitación. El ser dirigente de un Cursillo es algo ocasional; lo permanente es ser cristiano auténtico. Para ello se exige esto; para esto no se exige aquello.
574. El MCC nació en el seno de la Iglesia; y fue aprobado, y bendecido, y reconocido por ella misma como Instrumento válido para participar en la misión de implantar el Reino de Dios en el mundo.
575. A los Secretariados, por su parte, les compete ser custodios de la identidad del MCC y atender a la promoción, desarrollo y orientación del MCC, en las realidades diocesanas o nacionales. Y en sus respectivos niveles -de diócesis o de país- poseen la autoridad y la responsabilidad delegadas por la jerarquía, para cumplir sus misiones específicas y prestar al Movimiento los servicios que les son propios.
576. Los Secretariados son los organismos específicos, cuyos integrantes -sacerdotes y laicos- presentados por la comunidad cursillista, son encogidos por la jerarquía para orientar, coordinar, impulsar y servir al Movimiento, en una diócesis o país -según sean diocesanos o nacionales-procurar una eficaz inserción en la vida y en la acción pastoral de la Iglesia, desde lo específico de la identidad del Movimiento.
577. En la naturaleza de los Secretariados están contenidos dos aspectos que hacen su identidad:
-el de la autoridad delegada por la jerarquía para cumplir con la responsabilidad encomendada, y
-el de la estructura de servicio.
578 La existencia y funcionamiento de los Secretariados responden a las exigencias de:
1. guardar la unidad dentro del método determinado, que contiene las normas, los criterios, los objetivos y las actividades, que lo definen y caracterizan;
2. conservar la unidad dinámica del MCC que, como elementó e instrumento de la Pastoral, tiene que ser encauzado e impulsado;
3. salvaguardar su contenido doctrinal, y
4. mantener una organización adecuada que, junto con la distribución de funciones y tareas, le permita la ordenación y coordinación de los recursos humanos con los que cuenta, para que el crecimiento del Movimiento sea un crecimiento orgánico.
579. El servicio del MCC a la Iglesia, mediante una real inserción en la Pastoral, tiene que estar potenciado por:
1. un profundo sentido de Iglesia, caracterizado por:
-la conciencia de que el MCC no puede ser considerado ni entendido como un fin en sí mismo, ni funcionar -bajo ninguna circunstancia- como obra aislada de la Pastoral Orgánica (o de Conjunto);
-una obligada, filial y constante relación con la jerarquía, responsable última de todos los movimientos;
-una permanente relación con los responsables de la planificación pastoral;
-un contacto fraternal y generoso con los demás movimientos, asociaciones, grupos y organizaciones de la Iglesia para atender a "la obligación de favorecer y alimentar continuamente vínculos y relaciones fraternas de estima, cordialidad y colaboración entre las diversas formas asociativas de los laicos" y contribuir, así, "fecunda y armoniosamente a la edificación de la casa común";
580 2. La renovada vivencia del espíritu comunitario, en cuanto que:
-si "el cristianismo no puede ser vivido, si no es conviviéndolo", difícilmente, más aún, "prácticamente, será imposible que los Secretariados se conviertan en una realidad dinámica dentro de la gran comunidad, de no existir en ellos verdadero espíritu comunitario";
-si a todas las estructuras del MCC debe exigírseles ser "testimonios vivos de espíritu comunitario", resulta obvio que la exigencia mayor es para quienes, estando a la cabeza del mismo, se convierten en testigos primeros de este espíritu y vida de "comunidad de fe, de esperanza y de caridad, a través del cual, como un todo visible, llega la Verdad y la Gracia a todos los hombres";
581 3. Una constante acción de equipo,
-que permita que decir la verdad con caridad y expresar libremente las opiniones no sólo sea posible, sino imprescindible, a la vez que agradecido;
-que, logre que, al detectarse divergencias, no sufra la amistad, ni la disposición de llegar a un acuerdo;
-que, exija que lo decidido por el conjunto cuente con el leal compromiso de todos de cumplir lo conjuntamente decidido;
-que, haga que, al surgir cualquier tensión, el arreglo no venga por vía de anulación de uno de los polos del disenso, sino por obra del diálogo animador y fraterno, sentido evangélico.
582. Los Secretariados tienen como objetivo primero e ineludible el conservar, desarrollar, actualizar y vigorizar la mentalidad, finalidad y núcleo básico metodológico, que definen y caracterizan al MCC como un movimiento eclesial.
583 El dar prioridad al logro de estos objetivos llevará los miembros del Secretariado a:
1. Promover la presencia y posibilitar la acción de 'fermentos de reflexión; personas o grupos de personas que, más de haber encarnado en ellas la mentalidad del MCC, mantengan una actitud pensante dentro del mismo MCC y que sientan la verdad con sus interrogantes continuos;
584 2.No pretender hacerlo ellos todo. Lo eficaz es que se aplique el principio de la subsidiaridad es decir que lo que pueda hacer la escuela no lo haga el secretariado diocesano y lo que pueda hacer este, no lo haga el Secretariado Nacional;
585. 3 realizar un permanente estudio de la realidad para verificar si el estilo, la temática y el funcionamiento del MCC están de acuerdo con las actitudes fundamentales de la iglesia y constituyen respuestas adecuadas al mundo ,en sus realidades concretas de lugar y tiempo.
Integración y estructura
586. Si los Secretariados -tanto los diocesanos como el nacional han sido definidos como una Reunión de Grupo -de sacerdotes y laicos- a la que la jerarquía encomienda como plan apostólico el servicio, la orientación y el desarrollo del MCC (en la diócesis o en el país), este grupo debe estar integrado por aquellos dirigentes que:
1. tengan un suficiente conocimiento, entrañable estima y prudencial experiencia en el MCC; y
2. claro conocimiento y fidelidad a la mentalidad que originó el MCC, a la finalidad que pretende el MCC y al método que propicia el logro de sus objetivos específicos.
587. Las necesidades, posibilidades y circunstancias concretas de tiempo y lugar son las que condicionan la organización o estructura de los Secretariados, por lo que el número de sus componentes estará determinado por las funciones que el cumplimiento de su misión le exija.
588. Los Secretariados están integrados por sacerdotes y laicos. Corresponde a los sacerdotes la dirección y asesoramiento espiritual, la orientación en punto a doctrina y a problemas de conciencia; la competencia de los laicos abarca las cuestiones de organización y método y la dirección ejecutiva.
589. La renovación parcial y periódica de los miembros de los Secretariados, además de la revitalización que por sí misma implica, permite seguir contando en el seno de ellos, con el aporte de dirigentes ya experimentados.
4. LOS SECRETARIADOS DIOCESANOS.
590. Desde siempre el Secretariado Diocesano ha sido considerado pieza esencial del MCC. Está constituido por un grupo de sacerdotes y laicos a quienes el obispo confía la responsabilidad de la promoción, el desarrollo y la adecuada dirección del MCC en la diócesis.
591. No hay una estructura común para todos los Secretariados Diocesanos, ya que la constitución y organización de éstos debe responder a la eficacia de la misión, que se quiere realizar; al grado de desarrollo alcanzado por el MCC en la diócesis y a las posibilidades y recursos humanos con lo que cuenta.
592. El Secretariado Diocesano tiene autoridad -delegada por el obispo- sobre el MCC, pero no sobre los cursillistas, para quienes se constituye en instrumento de servicio y orientación.
Funciones y servicios
593, Las siguientes son algunas de las funciones que corresponden al Secretariado Diocesano, para promover y servir al Movimiento, a fin de que éste cumpla con su finalidad:
1. ser custodio de la identidad del MCC, recibiendo, por vinculación con el Secretariado Nacional, garantía de su orientación se conforma a la autenticidad de su mentalidad, finalidad y método;
2. velar por el recto funcionamiento de la Escuela, en diversas vertientes, procurando y posibilitando los medíos necesarios para que ésta cumpla con su cometido;
3. delegar en ella (la Escuela) un máximo de tareas, de cara una adecuada y completa utilización de los medios y recursos, pero, a la vez, como camino para la capacitación promoción y formación de dirigentes;
4. realizar un permanente y adecuado estudio de los ambientes de la diócesis, los criterios y juicios que en ellos prevalecen y los hombres-vértebras de los mismos, para que el Precursillo responda a las necesidades pastorales;
5. programar y realizar, solamente, aquellos Cursillos participantes puedan ser atendidos en el Poscursillo;
6.seleccionar como candidatos para participar en los Cursillos a los que poseen condiciones (aptitudes y actitudes) que caracterizan a los agentes de cambio en los ambientes y estructuras y son -o pueden ser- protagonistas en la promoción y desarrollo de la persona humana;
7. designar el equipo dirigente de cada Cursillo, seleccionando a aquellos que se encuentren preparados espiritual, técnica y metodológicamente y estén activos en la escuela y en la Ultreya;
8. velar para que los integrantes de los equipos de Cursillos sean testimonios vivos de que su proceso de conversión, su inserción en la Pastoral de la Iglesia y su compromiso apostólico en el mundo, viene posibilitado por su vivencia comunitaria en un grupo o núcleo cristiano;
9. procurar que el equipo de dirigentes de cada Cursillo asuma la responsabilidad de continuar en contacto con los participantes del mismo, promoviendo en ellos la ilusión por la Ultreya y por la integración en un grupo, núcleo o comunidad eclesial;
10. mantener contacto permanente con el Secretariado Nacional, contribuyendo a la unidad del MCC en el país, aceptando las orientaciones que el mismo MCC imparta, utilizando sus servicios y ayudando, en la medida de sus posibilidades, a su sostenimiento material;
11. hacer realidad el espíritu de comunión y participación, con una presencia activa, en los encuentros, asambleas, convivencias y otras reuniones que organice y promueva el Secretariado Nacional, aportando en ellos las experiencias de vida de sus estructuras operacionales y los criterios de sus dirigentes más experimentados; y
12. colaborar -en el marco de la Pastoral de Conjunto-con los demás movimientos y asociaciones de la Iglesia, haciendo que ellos conozcan la finalidad y la estrategia del MCC y lo que éste puede aportar para el enriquecimiento de la acción eclesial diocesana y para que, a la vez, la Escuela y la Ultreya conozcan los múltiples campos de posibles realizaciones apostólicas que pueden presentar a quienes vivan la experiencia de un Cursillo, de cara a ayudar a descubrir y realizar sus vocaciones personales..
594. El Secretariado Nacional es la estructura de servicio que, en cada país, nombra o reconoce la Conferencia Episcopal, para que sea vía de comunión, de participación y de orientación de los Secretariados Diocesanos, a la vez que instrumento de relación del MCC con la jerarquía y de comunicación de las normas, criterios y orientaciones de la misma jerarquía a los Cursillos de cristiandad.
595< /span> Como tal, es también el organismo permanente para la promoción, coordinación y servicio del MCC y para su representación en las relaciones nacionales e Internacionales.
596< /span> La organización y estructura del Secretariado Nacional está determinada por el grado de desarrollo que el Movimiento ha alcanzado en cada país, así como por sus necesidades, posibilidades y realidades humanas, geográficas y pastorales.
597. Son funciones del Secretariado Nacional, para alcanzar el cumplimiento de la misión y servicios que le son propios, entre otras:
1. iluminar, coordinar, relacionar y darle unidad, siempre en línea de servicio, al que hacer del Movimiento en el país;
2. ayudar -con carácter subsidiario y complementario a los Secretariados Diocesanos, en todo aquello que ellos mismos no pueden realizar por sí solos, o en las actividades para que fuera solicitada su colaboración;
3. promover la iniciación, la reactivación y/o el desarrollo del Movimiento en el país, procurando que se mantenga criterios de eficacia y fidelidad a lo que es esencial a su mentalidad y finalidad y a su necesaria inserción en la Pastoral de Conjunto;
4. programar, organizar y realizar Cursillos de Cursillos o de Dirigentes, encuentros o jornadas, convivencias interdiocesanas y nacionales que sirvan a la formación y actualización de los cuadros dirigentes del país, teniendo propósito último la unidad en la mentalidad, la finalidad y el método, frente a las nuevas circunstancias que es van generando en la Iglesia, en el mundo y en el mismo Movimiento;
5. suscitar una constante y progresiva renovación de los contenidos de los esquemas de los Rollos, a la luz del magisterio de la Iglesia y del proceso de actualización que eI MCC promueve a nivel de grupos internacionales o en ámbito del OMCC;
6. impulsar entre los Secretariados Diocesanos el conocimiento y permanente aplicación de estas IFMCC; y
7. mantener una activa y constante comunicación con los demás Secretariados Nacionales, de manera especial en los ámbitos de comunión y participación que crean los grupos internacionales y el OMCC, haciéndose protagonista en la tarea de compartir experiencias de vida y líneas de pensamiento expuestas en los encuentros que celebren esos niveles.
598. El MCC -como la Iglesia- se fue haciendo piramidal: nació en el seno de una asociación, se extendió a una diócesis, se propagó a un país, para luego alcanzar todas las latitudes y todas las longitudes, "recorriendo con carta de ciudadanía" los caminos del mundo, al decir de Pablo VI, en la Ultreya Mundial de Roma.
599. Ante esa expansión, fruto de su vida interna, el MCC, por conveniencia operacional, creó Secretariados Diocesanos y Secretariados Nacionales, que, a su vez, encontraron caminos de comunión y comunicación, de coordinación y de servicio, en los Grupos Internacionales, y más recientemente, en el Organismo Mundial de Cursillos de Cristiandad.
600. Los Grupos Internacionales, en sus respectivos ámbitos, son organismos de servicio y coordinación de los Secretariados miembros, por lo que carecen de autoridad alguna sobre los Secretariados Nacionales o Diocesanos.
601. Dichos Grupos ejercen la representación de los Secretariados Nacionales que los conforman, ante el OMCC y antes las demás estructuras eclesiales.
602. Los Grupos Internacionales tienen como objetivo promover y mantener la unidad de los Secretariados Nacionales de los países que componen cada Grupo, así como impulsar la reflexión permanente y dinámica sobre la identidad del MCC y los esfuerzos y caminos que debe recorrer para lograr que, fiel a su esencia, logre ser respuesta pastoral a los interrogantes del mundo de hoy.
603. También es objetivo de los Grupos Internacionales
-con carácter subsidiario y complementario- ayudar a la promoción del MCC en los países donde no está constituido o tienen dificultades para su desarrollo, con el previo consentimiento de la jerarquía local.
604. Como responsables de los objetivos y orientaciones de sus respectivos encuentros internacionales, los Grupos se constituyen en el instrumento con que cuenta el MCC -a ese nivel- para ordenar y coordinar los recursos, elementos y esfuerzos que le permitan alcanzar tales objetivos.
Los Encuentros Internacionales
605. Los Grupos Internacionales orientan a los Secretariados Nacionales miembros, mediante reuniones periódicas, en las que revisan su identidad y la renuevan o reajustan, a la luz del Magisterio de la Iglesia, de los libros de los iniciadores, de las conclusiones o resoluciones de los otros encuentros y de estas IDEAS FUNDAMENTALES.
606 Los Encuentros, de ese modo, se constituyen en una autorizada referencia doctrinal y metodológica y, a la vez, en una adecuada estructura operacional de servicio de los respectivos Grupos Internacionales.
607. Además de fijar los lineamientos básicos del MCC para los países miembros, adecuando su quehacer a las realidades históricas, a los Grupos Internacionales les corresponde, también, elegir en sus Escuelas las sedes de los respectivos Grupos y/o de sus dirigentes, así como propiciar que los Secretariados Nacionales, que los componen, compartan experiencias apostólicas entre sí.
608. El Organismo Mundial de Cursillos de Cristiandad es ámbito de comunión y participación de los Grupos Internacionales que lo integran e instrumento para servir a la coordinación, la intercomunicación y el impulso a la reflexión permanente, con miras a mantener y desarrollar la unidad del Movimiento a escala universal.
609. Como estructura operacional de servicio no tiene autoridad sobre los Secretariados Diocesanos o Nacionales, ni sobre los Grupos Internacionales. Pero como responsable de los objetivos que le fijan los encuentros mundiales, constituye la organización con la que el Movimiento cuenta -a ese nivel- para ordenar y coordinar los elementos y esfuerzos que le posibiliten el cumplimiento de su responsabilidad, de modo preferencial en todo lo que se refiera a:
610. 1. La fidelidad del Movimiento a la Iglesia Universal y a su Magisterio, como testimonio permanente y renovado de "una comunión firme y convencida de filial relación con el Papa, centro perpetuo y visible de unidad", en el marco de las notas fijadas por el Concilio Vaticano II y los criterios de eclesialidad señalados por Juan Pablo II, para las asociaciones laicales;
611. 2. el cuidado de la identidad del MCC, a la luz de los libros de sus iniciadores y en la dinámica de las experiencias vitales, realizadas en la Iglesia y en el mundo y expresadas en las conclusiones, acuerdos o resoluciones de los Encuentros Internacionales y Mundiales y en estas IDEAS FUNDAMENTALES.
612. El OMCC está constituido por los Grupos Internacionales debidamente reconocidos.
613. El OMCC estima conveniente la rotación de su sede entre los distintos Grupos que lo conforman. Por eso designa periódicamente el Grupo, y éste el país, donde estará la sede por el siguiente período y cuyo Secretariado Nacional se responsabilizará de sus objetivos y de sus servicios.
614. El OMCC consigue sus objetivos y presta sus servicios por medio de un Comité Ejecutivo, designado por el Secretariado Nacional del país elegido como sede.
615 Los servicios que debe prestar el OMCC mediante su Comité Ejecutivo son, entre otros:
1. la representación del Movimiento ante la Santa Sede;
2. la comunicación y coordinación, en el marco de la acción pastoral universal de la Iglesia, con otros movimientos, asociaciones o grupos eclesiales;
3. la comunicación y coordinación de los Grupos internacionales y de los Secretariados Nacionales;
4. la publicación de los libros, revistas y boletines que constituyan en cauce de diálogo intraeclesial y con las realidades temporales, y sean medios de información y formación de sus dirigentes, a la vez que fuente de información y de intercambio de experiencias de los Grupos Internacionales y Secretariados que los integran;
5. la organización periódica de Encuentros Mundiales en los que se abran caminos a la unidad, cada vez más creciente, en lo fundamental y a la actualización y revitalización del MCC en el marco de una reflexión seria y profunda que, partiendo de los Secretariados Diocesanos y sus Escuelas, pase por los Secretariados Nacionales y por los Grupos Internacionales, para expresarse en los encuentros Mundiales.
616. Los Encuentros Mundiales son convocados periódicamente, cuando los Secretariados Nacionales consideren que las circunstancias históricas reclaman una reflexión mundial.
617. Estos Encuentros constituyen el lugar para la reflexión sobre la unidad teológica del MCC a escala universal y son, a la vez, oportunidad para la lectura comunitaria de los signos de los tiempos.
618 Los Encuentros Mundiales son la máxima estructura -y la más apropiada- que tiene el Movimiento para el descernimiento colegiado de esos signos, como presencia activa del Señor en la historia y como realidad que sustenta proceso de actualización de la mentalidad de Cursillos, colocándola en la dinámica de la vida de la Iglesia, del mundo y del propio MCC.
619 Los objetivos generales de los Encuentros Mundiales son:
1. propiciar una reflexión que ayude a la unidad en lo fundamental y a la actualización y revitalización del cimiento; y
2. compartir experiencias vitales del Movimiento.
620 Participan de los Encuentros mundiales todos los que tienen Secretariados Nacionales y los que, sin tenerlos aun, acreditados ante el Organismo Mundial, cuentan con el aval de su respectiva Conferencia Episcopal.
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