1 Una clave explicativa (# 1 - 3)
2 La Mentalidad, principio de unidad e identidad. (# 4 - 7)
3 Definición. (# 8 - 11)
2. SU PORQUE HISTÓRICO (# 12 - 34)
1. El punto de partida. (# 12 - 16)
2. Una realidad. (# 17 - 18)
3. Una nueva respuesta pastoral. (# 19 - 33)
4. Antecedentes ideológicos. (# 34)
3. SU PORQUE ACTUAL (# 35 - 57)
1. El punto de partida. (# 35 - 38)
2. La realidad actual. (# 39 - 48)
3. Una respuesta pastoral. (# 49 - 57)
4. EL NERVIO IDEOLÓGICO: UN CONCEPTO INTEGRAL, VIVENCIAL Y COMPROMETIDODE LAS REALIDADES FUNDAMENTALES (# 58 - 66)
5. CONCLUSIÓN (67 - 71).
1 La Mentalidad es la clave explicativa del Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC). Responde al por qué somos los que somos y al por qué hacemos lo que hacemos y a cómo lo hacemos. La Mentalidad es, pues, la causa de nuestros orígenes.
2 Todo lo que es esencial en el MCC está invadido por su Mentalidad. Es ella la que da la base para-juzgar la realidad, y la que determina la finalidad y los cauces para conseguirla, que se hacen modos concretos en el método y la estrategia.
3 Precisamente por esto, debemos estar íntimamente unidos en la Mentalidad, ya que ella constituye lo fundamental del MCC.
2. La Mentalidad, principio de unidad e identidad
4 La Mentalidad es creativa y liberadora; y, por eso, engendra criterios y no normas; porque el criterio libera; mientras que la norma, si bien encauza, puede a veces restringir o anquilosar, si pierde la Mentalidad o se desvía de la finalidad.
5 Gracias a esa creatividad, la historia del porqué del MCC no es una historia hecha y terminada, sino una historia que se va haciendo todos los días con la vida y que también va teniendo su porqué.
6 No existe ninguna Mentalidad sin evolución, sin vida y sin historia. Esta evolución es, a la vez, consecuencia de la Mentalidad, que ya se posee; y, causa y origen de la Mentalidad que deviene. Por tanto, la Mentalidad comporta también un núcleo irreductible, originario y originantes, que, en último término, la identifica: es como el carisma inicial.
7 El método de Cursillos surgió de la aplicación ordenada de una Mentalidad, como solución a una problemática concreta, y con miras a la consecución de un fin específico. La unidad de la Mentalidad con la esencia, finalidad y método constituye lo esencial del Movimiento; y es, por eso, lo único que debe tenerse en cuenta cuando haya que aplicar el MCC a las diversas problemáticas pastorales, para que no pierda su identidad.
8 Mentalidad es el conjunto de criterios, convicciones, actitudes vitales y opciones pastorales que, ante las circunstancias que provocan unas necesidades históricas, impulsan el nacimiento de una obra y configuran su identidad.
9 El el MCC la Mentalidad puede describirse por los siguientes elementos constitutivos:
-el conjunto de criterios,
-convicciones y actitudes vitales,
-y opciones pastorales,
-que inspiraron el nacimiento del MCC,
-acompañan su natural y permanente crecimiento,
-y configuran su identidad.
10 Los criterios para la proclamación de la verdad sobre Cristo, sobre la Iglesia, sobre el hombre y sobre el mundo son, en la Mentalidad del MCC, como el elemento intelectual; estos criterios, asumidos vitalmente, se convierten en las convicciones fundamentales del Movimiento. A su vez, las convicciones se convierten en actitudes vitales; y éstas se expresan por las opciones pastorales que se asumen.
11 Estos criterios, convicciones, actitudes y opciones concurrieron, en un determinado tiempo y lugar, en un núcleo de personas; y dieron origen al MCC; y acompañan, con su capacidad de identidad a sí mismo y con su exigencia de madurez, el crecimiento del mismo.
2. SU PORQUE HISTÓRICO
12 Todo lo que es vida tiene historia; y toda historia tiene su porqué. Tratemos de descubrir en este apartado por qué ha sido el MCC lo que es, y por qué pretende lo que pretende y no otra cosa. Es decir, tratemos de conocer su porqué histórico, su historia entendida como exposición de aquellos criterios, convicciones, actitudes vitales y opciones pastorales, que en su tiempo dieron origen al MCC.
13 Vamos a señalar el núcleo irreductible que ha dado el MCC una fisonomía propia, teniendo en cuenta que, en el MCC, primero se vive y luego se teoriza sobre lo vivido. En el MCC, la teoría nace de una realidad, es una formulación de vida. A esto lo llamamos método inductivo.
14 La historia planteó unos problemas; y el intento de solución de esos problemas, unas opciones. Un núcleo de personas compartieron una misma Mentalidad que, convertida en vida, originó un movimiento, que, poco a poco, trató de encaminarse (método), de orientarse (finalidad) y de definirse (esencia), dando origen a una respuesta propia y original, para la solución de esos problemas.
15 Con otras palabras, así como el árbol está contenido en cierto modo en la semilla, así también los Cursillos estuvieron contenidos en su Mentalidad. En ella estaban contenidas todas las características genéticas que habrían de marcar el fruto para distinguirlo de todos los demás; y de ella brotó la raíz, que no sólo los originó, sino que los sostiene y alimenta.
16 Es preciso, por tanto, conocer cuál fue aquella realidad y cuáles fueron aquellos criterios, convicciones, actitudes vitales y opciones pastorales, que presidieron el período de gestación del MCC, y que vinieron a ser como la clave y explicación de todo lo hecho. El conocerlos nos ayudará a comprender por qué el MCC es lo que es, y a comprender todo lo que debe ser, y lo que no puede llegar a ser, para no perder su identidad.
17 De hecho, nos atreveríamos a firmar que todo el MCC tuvo su punto de partida en el conocimiento profundo de la realidad. Y la realidad, tal cual los iniciadores la vieron en aquel momento, era la siguiente: un mundo de espaldas a Dios, a Cristo y a su Iglesia... Tenían la persuasión íntima de que la vida había dejado de ser Cristiana, porque la influencia del cristianismo en la vida era prácticamente nula, incluso en sectores llamados
Católicos.
18 En “EL cómo y el porqué" se afirma ya: "Toda solución apostólica, para ser eficaz, deberá, por tanto, dirigir su mirada hacia la vida humana, que exige ser de nuevo bautizada... Se necesita, por lo mismo, no una solución parcial e individualista, sino una transformación ambiental que alcance a todos y a todo. Es todo un mundo lo que hay que rehacer desde sus cimientos, al que es preciso transformar de selvático en humano y de humano en divino". La finalidad era clara: transformar en cristiano una sociedad, que había dejado de serlo.
3. Una nueva respuesta pastoral
19 Los iniciadores del Movimiento, ante ese mundo descristianizado, pensaron que se imponían unas líneas fundamentales de acción, que pueden resumirse así:
a) Una pastoral de evangelización, en contraposición a una pastoral predominantemente de conservación.
b) Un despertar el hambre de Dios.
c) Una predicación de conversión y, en consecuencia, un método Kerygmático, en contraposición a un método meramente apologético y catequético. Lo que, a su vez, conllevaba la proclamación dinámica y jubilosa de lo fundamental cristiano en forma testimonial y vivencial.
d) Una visión de la Iglesia como sacramento universal de salvación,' y no como institución de privilegio para salvarse.
e) En consecuencia, una visión del cristiano como apóstol: en la que el compromiso apostólico no fuera una supererogación, sino una exigencia y una consecuencia natural de la vida cristiana.
f) Una visión del mundo no como enemigo del alma, sino como conjunto de personas que Dios quiere redimir. (1. CPSNE, 46-47:- 2. CPSNE, 16.)
20 Ante un cristianismo, que no influía ya en la vida, pensaron que se imponía:
a) Un cristianismo concebido como vida; y como clave que motiva y explica la vida, que debe vivirse; no sólo verdad, que debe conocerse o aceptarse.
b) La vivencia (no sólo conocimiento y conciencia) de lo fundamental cristiano.
c) La influencia de esta vivencia de lo fundamental cristiano en la sociedad. Es decir, un esfuerzo por impregnar de espíritu y criterios cristianos los ambientes y las estructuras, lo que se llamó "vertebrar cristiandad".
d) Una acción intramundana, y no una acción puramente intraeclesial. Un cristianismo vivido en el mundo donde Dios nos plantó, en libre seguimiento de la propia vocación, dentro de la vía de la normalidad.
e) No unos nuevos compromisos, sino una nueva actitud cristiana en la realización de nuestro propio compromiso temporal.
f) Si el hombre y el mundo habían dejado de SER cristianos, a pesar de las manifestaciones externas cristianas: -El MCC no pretendería directamente un HACER CRISTIANO. -sino que pondría todo el énfasis en el SER CRISTIANO, porque cuando se ES, se HACE mejor todo lo que se puede hacer. Sólo vale la acción apostólica que es consecuencia del SER cristiano. La acción, que no es expresión del SER íntimo, no tiene fuerza de eficacia; porque no lleva sobre sí el sello inconfundible del compromiso vital; a lo más sirve para tranquilizar a los que creen que, con un determinado cupo de actividades, han cumplido con su obligación.
21 La esencia y la finalidad del MCC están contenidas en estos presupuestos sobre el método y sobre la estrategia.
El Método
22 Los iniciadores del MCC se hicieron una pregunta: ¿Por qué había dejado el hombre de ser cristiano? Y pensaron que, entre otras, éstas eran las dos causas principales: Porque le pesaba la ley y porque desconocía la doctrina auténtica. Y optaron por buscar la recristianizacion del hombre, dando una respuesta a la segunda causa.
23 En consecuencia, en contraposición con una pastoral predominantemente de prácticas, el MCC encontró una forma de presentación novedosa en la proclamación kerygmática de lo fundamental cristiano. La solución consistiría en dar una síntesis del cristianismo auténtico; pero no se trataría de enseñar más conceptos, sino de presentar las mayores realidades de Dios, que colman las mejores aspiraciones de los hombres.
24 El mensaje resultó novedoso y apasionante, porque los hombres de entonces, sin que pudiese afirmarse que falseara totalmente la verdad, habían puesto tal énfasis en aspectos tan parciales del cristianismo y tenían una visión tan desfigurada de Dios, del hombre y del mundo, que habían logrado desvirtuar la Buena Nueva.
25 Si los hombres se inventan un dios a su medida, es porque no conocen o no aceptan la medida de Dios. Hay quienes ponen tanto entusiasmo en lo que los hombres han puesto en la religión, que se olvidan de lo que ha puesto Dios en ella.
26 Por eso, a una visión de Dios minimizada por el hombre, se contrapuso la visión de un Dios vivo y personal, ilusionado por el mismo hombre desde siempre, que lo ama personalmente y busca su bien. Sólo este concepto de Dios, que es el auténtico, puede colmar sus deseos.
27 Hoy todas las líneas de búsqueda convergen en torno a la persona humana, centro de la creación y de la historia. En aquel entonces, de ordinario, dentro de la pastoral, se valoraba solamente el alma.
28 Contra esta visión, el MCC afirmó que todo hombre, -por el hecho de serlo- es persona, es alguien, fuente individual y permanente de valores vivos. Es alguien singular, único, irrepetible, consciente, dinámico, concreto, abierto a su propio valor y al de los demás, con percepción crítica para darse cuenta de sus éxitos y de sus fracasos, así como de sus valores. Alguien único, capaz de posibilidades únicas, con una estructura y un horizonte mental propios, con perspectivas y posibilidades que sólo él puede realizar plenamente, a medida que va realizando su vocación humana en una vida libre y responsable, con conciencia de sí mismo, de su responsabilidad, de su misión, de su grandeza, de su fe.
29 La fe libera, porque supone una conversión siempre progresiva, y es una invitación constante a creer en la fuerza de lo verdadero. Por eso es la fe la que crea el clima de confianza, que favorece la realización de la persona humana; mientras la sola religiosidad puede predisponer al hombre a cumplir preceptos, sin pensar, sin reflexionar, sin optar, dándole la falsa sensación de progresar como cristiano, sin que en realidad progrese.
30 Sin duda, todavía bajo el influjo del "desprecio del mundo", se veía y se consideraba al mundo y a las realidades temporales demasiado negativamente, y hasta como algo intrínsecamente malo.
31 Era necesario convencer al cristiano de que se le da el mundo como tarea, de que el hombre cristiano ha de meterse con coraje en la vida; ha de encarnarse, influir, conformar -dar forma- y fermentar el mundo según el Evangelio.
La Estrategia
32 Supuesta la finalidad última del MCC: transformar en cristiano una sociedad que había dejado de serlo, los iniciadores se plantearon cuatro opciones en cuanto a la ESTRATEGIA que seguir para conseguirlo:
a) hacer más estructuras cristianas;
b) transformar directamente las estructuras existentes;
c) transformar a los hombres individualmente;
d) transformar en cristiano a aquellos hombres, que hacen o manejan las estructuras ya existentes; vertebrar cristianos capaces de vertebrar en cristiano un mundo que ya está estructurado.
33 El MCC optó por esta cuarta forma, con las siguientes consecuencias:
a) Estudio de los ambientes, concebidos como las personas y las circunstancias que coinciden en un determinado tiempo y lugar.
b) Pastoral de ambientes, a través de las personas de mayor influencia humana en ellos (agentes de cambio)
c) Selección de candidatos
d) Conocimiento previo y profundo de las personas: sólo partiendo del hombre como es, puede llegarse a lo que Dios quiere que sea
34 Las líneas fundamentales del nervio ideológico del MCC se formularon, entonces, así:
a) Un concepto triunfal del cristianismo, que es el único exacto y verdadero, como solución integral a todos los problemas humanos, en contraposición con una concepción aburguesada, estática, conformista e inoperante, que de cristiana no tiene sino el nombre que usurpa.
b) Una visión dinámica del catolicismo militante, entendiendo el apostolado no como una superabundancia, sino como una exigencia de vida que, lejos de realizarse en una organización burocrática, constituya la vanguardia decidida del Reino de Dios, el fermento vivo y operante de la Iglesia.
c) Un principio de insatisfacción sincero, recto e ilusionado, único punto de partida posible para toda acción eficaz, y fuente inagotable de múltiples y siempre mejores realizaciones.
d) Un conocimiento profundo y exacto de los hombres de hoy, de sus problemas y de sus angustias; pero un conocimiento experimental, vivo, sacado no de fórmulas estáticas o tomado de "manuales sencillos y prácticos", sino aprendido en la misma vida, nacido de la convivencia íntima con la masa, que el fermento evangélico debe vivificar.
e) Un convencimiento profundo de la ineficiencia o inadaptación de ciertos métodos para conseguir el objetivo esencial de toda acción apostólica, convencimiento que, lejos de esterilizarse en lamentaciones o resignarse a la fatalidad de los acontecimientos, impulse con creciente interés a la vitalización de todo lo aprovechable y a la búsqueda de nuevos y fecundos horizontes.
f) La firme convicción de que sería realmente posible que cuantos vivían al margen de lo religioso sintieran la fuerte sacudida de la Gracia y que, por más alejados que estuvieran de Cristo, eran capaces de entregarse totalmente a Él, siempre que les presentaran las cosas de Cristo y de su Iglesia tales como son en sí. Prescindiendo, si era necesario, de cualesquiera preferencias o criterios personales, por más arraigados que estuvieran y que, en último término, no eran sino aspectos accidentales.
g) La firme esperanza de que al llevarse a cabo esta experiencia sucedería lo mismo que en tiempo de Cristo: samaritanas y los zaqueos se convertirían en los más dinámicos apóstoles del Señor.
h) Un esfuerzo tenso por encontrar una técnica de realización concreta que, calcada en los procedimientos apostólicos, tuviera en cuenta los problemas personales y las exigencias concretas de cada individuo para solucionarlos de raíz, con una solución que partiera de Cristo y de su Gracia, aceptados como fuerza y peso, que influenciaran toda su vida.
i) La convicción de que la solución era simple, y, por ,simple, universal; por ello debía vivirse en el Cursillo la Catolicidad efectiva de la fe, al toparse en una misma solución y en un mismo ambiente, aunque lanzadas a distintos horizontes, las diferentes clases y las diversas alturas"
3. SU PORQUE ACTUAL
35 El porqué histórico no pretende ser una historia sagrada para memorizar o repetir. Muy por el contrario, esa historia es maestra de vida que nos ayuda a comprender lo que hoy somos y el porqué de nuestro aquí y ahora; nos ayuda a precisar nuestra identidad colectiva y a eclesializar el MCC.
36 La historia inicial es también sólo un punto de partida de realizaciones más plenas, escritas para impulsar en nosotros un juicio crítico, y orientadas hacia la posibilidad de construir lúcidamente el MCC que queremos ser: un movimiento siempre respuesta eficaz al momento que se viva.
37 Fiel al método inductivo, el MCC debe reflexionar permanentemente sobre la realidad y, con ello, enriquecer su Mentalidad, sin perder su identidad. Para ello, la Mentalidad ofrece dos servicios al MCC:
a) La Mentalidad es el principio de su identidad, aquello que le permite hacer cosas diferentes con idéntico porqué; y aquello que advierte cuándo se hace lo mismo con Mentalidad diferente. La Mentalidad es lo que permite el trasvase del MCC, sin que éste pierda su identidad.
b) La Mentalidad es, al mismo tiempo, principio de su evolución.
38 Como consecuencia de ello:
-El porqué actual no significa una ruptura con el pasado, sino su crecimiento y madurez.
-La actualización del MCC viene impuesta por la propia riqueza de sus criterios fundamentales, por las exigencias de los tiempos nuevos y por los nuevos ámbitos humanos, a los que va llegando.
-En el MCC, la unidad se constituye dentro de la pluralidad, lo que quiere decir que en el MCC se da más importancia a la Mentalidad y a las personas, que al método; a los criterios fundamentales, que a los modos concretos.
39 -Fe y realidad social. La realidad religiosa de cada hombre concreto está condicionada y/o posibilitada por un marco socio-cultural, realidad circundante, que influye y orienta a las personas en su manera de pensar y de obrar. Esta realidad influye también sobre la Iglesia misma, en sus estructuras, en sus convicciones, en sus opciones vitales y en sus acciones pastorales; y aun sobre el mismo hecho religioso en su calidad de vivencia personal y comunitaria de la fe. Por tanto, sin conocer estas realidades, es difícil conocer al hombre; y, sin asumirlas, es difícil iluminarlo con la fe y acompañarlo en su camino hacia lo trascendental.
40 Se trata, pues, de que el MCC lea, con mirada evangélica, el "cada hoy" de la historia, realidad que será siempre diferente, y de que recuerde que Io que se busca es conocer y evangelizar al hombre concreto de "cada hoy", no al hombre del pasado, ni al hombre abstracto, que debiera ser cada hombre.
41 -Lectura evangélica de la realidad actual. Nuestro hoy está marcado por una característica definitiva: un cambio general, acelerado y profundo. En consecuencia, es tiempo esencialmente transitorio y provisional. Por tanto, su lectura no se puede convertir en punto de partida definitivo, ni admite generalizaciones indebidas (Cf. ChL, 3).
42 Está a punto de nacer un milenio; y, con él, un hombre y una sociedad en transición. Una sociedad tecnológica de amplio crecimiento demográfico y de gran movilidad social y geográfica, que origina una profunda transformación y crea una cultura nueva, universal, interdependiente; cultura, que es necesario evangelizar. Este hecho crea retos, es decir, circunstancias ricas en desafíos y en posibilidades nuevas.
43 Pasamos de una sociedad elitista a una sociedad de masas y democrática; de una sociedad cerrada y estática, a una sociedad dinámica y abierta; de una realidad monolítica, a una realidad pluralista. Estamos pasando de una concepción abstracta, a una concepción concreta y existencial; desde lo rígidamente institucional, a la libertad-comunión; de la norma, al criterio; de la imposición, a la opción; de la ideología, a los valores; de la seguridad, a la búsqueda; de la observancia, a la creatividad; de la sumisión, a la responsabilidad; de la integración, al Inconformismo social...
44 Esta cultura universal está marcada por "la poderosa: casi irresistible aspiración de los pueblos a la liberación, fenómeno amplio, pero vivido bajo formas y en grados diferentes, según los pueblos". Junto con ello hay una "profunda aspiración de los pueblos a la justicia “y una tendencia humanizadora, llena de signos de esperanza.
45 La sociedad actual está enmarcada por una ambivalencia dialéctica, donde coexisten el bien y el mal; la opulencia y la miseria, la sociedad post-industrial, que avanza a grandes pasos, y pedazos de humanidad en verdadero atraso tecnológico... La persona es exaltada y humillada a la vez; la paz es más anhelada que nunca; y el mundo está marcado por el más alto grado de conflictividad.
46 Hay un divorcio entre el Evangelio y la cultura de hoy; un divorcio entre la fe y la historia. Ese es el mayor drama de nuestro tiempo. Una expresión de este divorcio ético-cultural son la pobreza e injusticia de inmensos sectores de la humanidad, generadas por la interdependencia universal", en la que juega un papel definitivo la cultura dominante, ya que el mal del mundo está menos en el acaparamiento de los bienes "que en la falta de fraternidad entre los hombres y los pueblos". Es más: vivimos una cultura insolidaria, que, además, es una cultura materialista, secularista, agnóstica, economicista y consumista, la cultura del tener y del poder. Es éste el subconsciente cultural de pecado, que legítima y mantiene las estructuras y la cultura de pecado.
47 -Situación pastoral. En una Iglesia en proceso de renovación, más misionera y dinámica, donde los laicos, hombres y mujeres, asumen sus propias responsabilidades y derechos, y donde los obispos viven la colegialidad y se experimenta a todos los niveles la comunión y participación, se da, sin embargo, el divorcio fe-vida, fe-Iglesia, fe sacramentos, fe-compromiso liberador. Millones de bautizados no son cristianos efectivos, no "conocen" a Dios, como en el inicio del MCC.
48 Finalmente, se nota una insuficiencia de estructuras pastorales y una inadecuación de formas de evangelización para responder a la compleja realidad religiosa de hoy
49 Ante el reto de una realidad tan compleja y dinámica se impone, como una exigencia fundamental, la urgencia del discernimiento de los signos de los tiempos, a la luz del Evangelio, para descifrar en ellos las expresiones, teorías y prácticas incluidas en esas aspiraciones de los pueblos.
50 La lectura pastoral de la realidad debe apoyarse en el análisis de la realidad, en el que ofrecen importantes servicio a la fe las técnicas modernas. Este discernimiento debe servir permanentemente al MCC para detectar y asumir las "Semillas del Verbo" encerradas en cada circunstancia histórica y en cada grupo cultural; para madurar unas convicciones fundamentales; y para producir una adaptación pedagógica, a fin de que se mantenga como una respuesta siempre actual, y pueda servir eficazmente al hombre y a la sociedad concreta.
51 Ante un mundo descristianizado o por cristianizar, ¡se hace urgente una opción por la evangelización; por lo que se impone, prioritariamente, una Pastoral Kerygmática -vivencial- de conversión, que cambie la mente y reforme la vida.
52 Ante una nueva realidad cultural se impone la tarea de evangelizar la cultura y las culturas del hombre, no a manera de barniz, sino en profundidad, en los puntos focales donde se encuentran el mundo y la fe, y donde se rompe o se reconstruye su comunión. A esto lo llamamos Pastoral Ambiental.
53 El agente evangelizador es siempre, en última instancia, el hombre. Sin embargo, no todos los hombres tienen igual capacidad de influir sobre la naciente cultura. De ahí que, de cara a una mayor eficacia, el agente evangelizador debe ser aquella persona que, madurando en su propia vocación personal, tenga mayor influencia en su propio ambiente.
54 La complejidad de la tarea la hace imposible para hombres aislados. De ahí que haya que vivificarlos y vincularlos en "núcleos de cristianos que vayan fermentando de Evangelio sus ambientes".
55 Ante el reto de evangelizar la cultura y las culturas del hombre, urge un esfuerzo por una planificación pastoral, que optimice los recursos y que sea la respuesta consciente y programada a la multiplicidad de exigencias pastorales.
56 Con igual urgencia se impone una mayor flexibilidad de formas y estructuras, con una gran capacidad de encarnación y de adaptación a las realidades cambiantes, en que se debe trabajar.
57 Surge así la convicción de que el MCC debe mantenerse como una respuesta original, actual, en el "cada hoy" de la historia, gracias a su fidelidad al Señor, al conocimiento profundo del hombre y de la sociedad a la que sirve, y a la inteligente planificación y adaptación pastoral.
4. EL NERVIO IDEOLÓGICO: UN CONCEPTO INTEGRAL, VIVENCIAL Y COMPROMETIDO DE LAS REALIDADES FUNDAMENTALES
58 Un nervio ideológico. Las convicciones fundamentales que constituyen el nervio ideológico del MCC deben ser fieles a cuatro criterios.
-Dentro del Movimiento se posibilita la vivencia y convivencia de lo fundamental cristiano, que es lo permanente y lo universalmente válido. Nuestra adhesión a lo fundamental cristiano equivale a la adhesión al Reino de Dios y su Justicia. Todo lo demás son añadiduras. Esta actitud es la raíz de la "catolicidad" del MCC, lo que lo hace capaz de responder a todo hombre en cualquier momento y en cualquier lugar.
-Es esencial a nuestra Mentalidad la integridad de la fe, la adhesión fiel a la totalidad de lo fundamental cristiano, que no puede ser fraccionado ni mutilado; es decir: al Reino de Dios, con toda su dimensión salvífica, que abarca la transformación de toda la vida y de toda la realidad humana, de todo el hombre y de todos los hombres.
-Se trata de un concepto vivencial, y no puramente teórico; de unas convicciones, y no de unos conceptos. Sin dicotomías entre la fe formulada y la vida. La meta es: formular en verdades la VIDA, y hacer realidad en la vida esas VERDADES.
-Eso exige un conocimiento comprometido y comprometedor; es decir, una presencia, una solidaridad y una participación liberadora en esas realidades.
59 Un concepto integral del hombre. Se trata de la persona humana en toda su dignidad; del hombre en todas sus dimensiones, en sus carismas personales, y en sus más profundas aspiraciones actuales, que se resumen en un ansia de liberación y en una sed profunda de participación, exprese su dignidad, y en una íntima necesidad de comunión, que supere la soledad de la masificación. Cristo resucitado preside la imagen del hombre nuevo reconstruir por la Gracia para su comunión y participación en Dios, para su fraternidad y para su señorío sobre las cosas, como herencia común y destino solidario.
60 Un concepto integral del mundo. Al mundo hay que "entenderlo como las personas y como la trama histórica de las personas; como escenario del crecimiento humano, impregnado del Reino de Dios, sometido a la dialéctica del ya y del todavía no; hay que salvarlo, salvando sus ambientes, sus estructuras, sus culturas; salvando al hombre para salvar al mundo; salvando al mundo para salvar al hombre. El mundo está marcado por una profunda exigencia de socialización (MM, 59).
61 Un concepto bíblico de Dios. Dios, Uno y Trino, Amor y Familia, Señor y Salvador del Hombre. Padre del hombre y de la historia, nos creó y nos ama a todos, sin excepción, como personas individuales, como familias, corno comunidades y como pueblos.
62 Un concepto integral de la Iglesia. Queremos construir una Iglesia servidora del Reino y del hombre; una Iglesia misterio, comunión y misión; una Iglesia, cuya más profunda identidad sea la evangelización, el anuncio del Reino como lo único absoluto; una Iglesia santa y penitente, evangelizada y evangelizadora, libre y liberadora. Queremos llegar a ser una Iglesia solidaria, que colabore en la redención integral del hombre, "una Iglesia auténticamente pobre, misionera y pascual, desligada de todo poder temporal y audazmente comprometida en la liberación de todo el hombre y de todos los hombres".
63 Todo ello supone un concepto integral de la evangelización, y de su proceso, contenido y destinatarios; supone que se haga una evangelización vivencial, comprometida y comprometedora: una evangelización profética, que anuncie lo fundamental y denuncie lo que se opone al Reino de Dios; una evangelización con un sentido integral de salvación, que anuncie "ese gran don de Dios que es la liberación de todo lo que oprime al hombre, pero sobre todo la liberación del pecado y del maligno", para llegar a la libertad en Dios; una evangelización con una teología de la Gracia más bíblica y más existencial, más viva y más encarnada; una evangelización con una teología de la esperanza más clara y más concreta, en la que la respuesta del hombre a Dios, en el diálogo de la salvación, sea más viva y más responsable.
64 Concepto integral del cristianismo. El MCC debe presentar un cristianismo como vida cristiana consciente, dinámica y comprometida; como comunión con Dios, formación permanente y compromiso apostólico, en y desde una comunidad con clima natural de fe viva y comprometida con un SER, antes que con un HACER. Un cristianismo vivido con la conciencia de que ser cristiano es ser discípulo y testigo, luz y sal, fermento de salvación; de que salvar es salvarse; y de que "el camino hacia Dios pasa por el hermano".
65 El cristianismo y la salvación son esencialmente comunitarios. La comunión y participación se hacen realidad en comunidades integrales, donde se comparte la vida personal, familiar y social; donde la fe se vive y se comparte íntegramente como comunión, como formación, como celebración y como compromiso.
66 La vida cristiana exige un cambio de mentalidad, una conversión, que sea: radical e integral, permanente y progresiva, de corazón y de vida, individual y comunitaria, personal y social, interior y operativa; conversión a la justicia y al amor, a la pobreza y a la opción por los pobres, con miras a su liberación integral
67 Así comprendido, presentado y vivido lo fundamental cristiano, tenemos la firme convicción de que en el cristianismo, en el Padre y en Jesús, en el Evangelio vivo y personal, el hombre moderno encuentra una respuesta plena a sus interrogantes vitales. Es decir: el cristianismo es solución concreta y clave explicativa, capaz de dar sentido a la vida del hombre.
68 El MCC, con esta Mentalidad, tiene vigencia teológica y pastoral hoy, resulta un elemento eficaz para la nueva evangelización de la cultura y un instrumento de renovación Cristiana en el seno de la Iglesia, y, en consecuencia, continúa siendo una respuesta original.
69 Para que la Mentalidad se convierta permanente-mente en vida y acción, y se asegure, así, la permanencia del MCC, es necesario que dicha Mentalidad sea asimilada enriquecida por las Escuelas de Dirigentes, cuyos miembros deben mantener una actitud pensante dentro del MCC'. La verdad carece de sentido para ellos, si no se encarna en lo real y si no produce un bien. Por tanto, la búsqueda incesante de los cauces que permitan una más plena conformación de las personas al Evangelio debe constituir para ellos un quehacer ineludible.
70 Discípulos de la verdad, a la que se llega progresivamente, encontrarán en la oración, y en el estudio, y en el diálogo, y en el contraste, y en la experimentación de sus nuevas inquietudes, lo que pueda darse como válido y digno de incorporar al caudal común. Las convicciones colectivas solamente maduran por el diálogo.
71 El MCC únicamente crecerá en su Mentalidad y conservará dicha Mentalidad, si en el seno del mismo actúa un grupo de dirigentes que la posean, y la vivan, y la comuniquen por vía de un contacto coherentemente explicitado. Personas que, además de conocerla y explicitarla, la hayan incorporado tan vitalmente, que la conviertan en elemento fermentador.
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